PUNTO DE SOMBRA | La soledad (y el supremacismo) del Partido Popular
Vicente Cornelles Castelló
Escritor y periodista
La errática política del Partido Popular, que todavía no ha superado su derrota electoral del 23 de julio, pese a una victoria pírrica (eso también es democracia), le lleva ahora a amagar con una moción de censura contra Pedro Sánchez (la consigna es derribar al presidente del Gobierno por lo civil o por lo militar), después de un año de crispación y de escándalos como el Caso Koldo o el de la esposa de Sánchez que los populares no han sabido amortizar. Pero, el PP, que lleva el lastre de Vox que le sopla en la nuca, está solo. Es una gran tragedia para los de Feijóo que, en el caso de que se concretara la moción de censura tendría el apoyo únicamente de algún representante de los partidos regionalistas. Ni el de Vox está asegurado.
Y es que si hay algo que une al PSOE con Sumar y el resto de partidos nacionalistas/independentistas (muchos de ellos de derechas como Junts o PNV) es la connivencia de la derecha popularista con la formación de Abascal y contra ello si que hay un pacto no escrito en una especie de cordón sanitario para que no asuma el poder el PP y el que consideran partido satélite de utraderecha. Un Partido Popular que, entre sus pecados, está en creer que Vox sigue siendo uno de los suyos (cosa que es mentira), y para ello contar con personajes como Miguel Barrachina, en la Comunitat Valenciana, muñidor del pacto autonómico con Vox, cuya actitud vital y gestión política está más cerca de los ultraconservadores que de los neoliberales del PP (y eso que empezó con el neoliberal Zaplana), y personajes como Barrachina son los que intoxican al PP y les hace confundir churras con merinas.
Y Vox lo sabe y juega sus cartas, desde la fidelidad de sus votantes (ningún voto de Vox volverá al PP), y desde la supremacía de los popularistas que consideran que todo es terreno conquistado y tienen la verdad absoluta.
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