PUNTO DE SOMBRA | En estado de alerta
Vicente Cornelles Castelló
Escritor y periodista
“Recuerde el alma dormida /avive el seso y despierte /contemplando / como se pasa la vida, / como se viene la muerte / tan callando …” Cuanta razón tiene Jorge Manrique en sus ‘Coplas a la muerte de su padre’ a tenor de lo que está pasando en la ciudad de Castellón, que se muere, que agoniza entre el silencio, el abandono y la marginación en un discurrir de la existencia gris y amorfo.
Demoledoras son las imágenes de un ‘okupa’ pillado ‘in fraganti’ intentando entrar en una casa de la Marjalería, (más trabajo para el enchufado de la oficina de información de la Marjal), y que se han convertido en un fenómeno viral, pero, además, impactantes también son las escenas de las largas colas para esperar el Tram el pasado sábado para ir a las fiestas de Sant Pere del Grao, mientras el equipo municipal de gobierno del Partido Popular disfrutaba de coches oficiales, camareros y sirvientes e, incluso grifo de cerveza en las Paellas del distrito marítimo, por no hablar del epitafio que están escribiendo los comerciantes del centro ante la sangría de cierre de establecimientos que el PP no sabe atajar por más que les de una limosna para tickets de párking, y recordemos también las losetas levantadas de la calle Gaset por donde pasa el Tram.
En una sociedad líquida en la que vivimos, en la que se ve todo y de inmediato, las soluciones requieren también prontitud y excelencia. Mientras el consistorio castellonense y sus funcionarios tienen un ritmo peculiarmente lento y caduco, los ciudadanos requieren respuestas urgentes que garanticen su calidad de vida en sus barrios en un diálogo con los poderes públicos que no existe. La falta de gestión por parte de la administración municipal es una constante, un alarde de ineficacia, incompetencia e inutilidad. Y, ante ello, los vecinos tenemos que estar en estado de alerta.
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